No me busques en el amor, ni tampoco en el dolor.
Ya no estoy ahí, ya no te estoy en ninguna parte.
Solo para saber si soy el único.
No me busques en el amor, ni tampoco en el dolor.
Ya no estoy ahí, ya no te estoy en ninguna parte.
No debía hacerlo, pero tenía que hacerlo. Tenían que chocar los planetas, la realidad de lo intangible podría materializarse después de todo. Ya no corría más ningún "¿Qué hubiese pasado si...?". Era el momento, el día, era la tarde, era ese viernes o ese sábado. Era, pero no.
Y todo se empezó a caer como si de un efecto dominó se tratase. Ahora había que aguantar. El tren de la una y veintidós supo todo. Solo quedaba esperar que el viento y el agua trajeran cosas mejores. Estimo que eso sucedió, de algún modo, sucedió.
Dicen que los finales empiezan de madrugada, para ser más preciso, quizás empiecen a las 3 am, ahí donde el diablo mete la cola y empieza a pasar todo o deja de pasar todo o empieza a pasar nada, cualquiera de todas esas opciones es correcta, cualquiera es "algo pasó".
Un minuto antes, unos minutos después, algo cambio y todo empezó a ser distinto para siempre. No hay una exactitud para ningún caso definido por el azar o por la desgracia.
"Las cosas que tienen que pasar, pasan" me dijo, y ya ves todo lo que pasó. Siempre estuvo un paso adelante y por eso pasó todo, como si estuviera escrito, como si lo hubiese escrito ella.
El tema es ahora, que ella no está y todo empezó de nuevo, pero con otra versión. Esta parte parece una repetición tardía de la misma historia.
Esa sonrisa ya la había visto antes, esos ojos, esos gestos. Ese mes también, ese signo. Otra vez la misma trampa, todo me fue guiando ahí.
Será lo que tenga que ser, ojalá sea.
Creo que me pierdo dando demasiado contexto, ese es el problema. Ayer, anoche, cuando te pasé la captura del blog ese, que es rojo, que todavía existe y que es privado, privadísimo, pero no me da tanta vergüenza como el libro. Me di cuenta que hay cosas que no puedo superar, como que las llevo conmigo, y ni siquiera son cicatrices. –De seguro a esta entrada luego la esconderé o la pondré en borrador–
Lo peor de todo es que ni siquiera encontré lo que estaba buscando, pero encontré todas esas cosas que instantáneamente hicieron que deje de buscar. Fue como haberme caído de una escalera. A veces ver cosas o leer cosas me hace acordar a cuando Sacheri escribió "Ese cementerio de tristezas que todos tenemos en algún lugar del alma" y de paso encontré eso de agosto del 2022. Mi agosto del 2022 fue muy trágico, quizás el mes más trágico de toda mi vida adulta, pero no te lo voy a contar ahora, será otro día o después.
Como soy muy desordenado mi celular está a punto de colapsar en cuanto a cosas, nunca borro nada. Tengo desde la primer conversación que tuve cuando lo compré hasta la última, todas las fotos, miles de capturas, millones de vídeos que filmé y jamás volví a ver. Así soy.
Y anoche mientras buscaba algo me empecé a topar con todas esas cosas de una realidad que ya no existe, y que creí que había superado, aunque puedo vivir con eso, o mejor dicho, puedo sobrevivir, porque depende el día es eso, sobrevivo.
Quizás sea esta época, esta temporada donde todo me lleva a géminis y vos también estás ahí, aunque a vos prácticamente no te conozco o te conozco recién ahora. Y sin olvidar, que las primeras veces que interactuamos nos sacamos chispas.
Anoche cuando veía esas capturas, me acordaba que muchos de los posts que yo le hacía a Carolina en ese blog rojo, estaban basados en cosas que hablábamos, o cosas que habían pasado a diario, en cuando nos enojábamos, en cuando la hacía enojar. En cuando debía disculparme, en cuando la extrañaba o simplemente necesitaba sus mimos. Se le pasaban bastante rápido los enojos conmigo o quizás yo conocía la formula para que se le pasaran.
También recordé cuando la conocí. Cuando la conocí la odiaba, no la podía ni ver, no la soportaba, me caía extremadamente mal. Porque en público ella es muy desbocada y bastante verborrágica –seguro ya viste una captura y vas a entender a lo que me refiero– pero cuando estabamos solos o en privado era muy distinta, y me trataba demasiado bien, se refería a mi como "usted".
Al principio, en ese tobogán de sensaciones y a modo de cortesía, yo también la trataba bien, pero siempre le cortaba el mambo, casi siempre tuve muy claro mis amores y mis odios. Con ella lo tenía muy claro, demasiado. Pero llegó un momento, que de tanto perseguirme, de tanto insistir, todo se dio vuelta, es hasta el día de hoy que no entiendo como hizo, ni como sucedió. Creo que eso le da un poco más de magia a todo y es lo que a veces me deja pensando cuando me acuerdo de ella. No veo como algo malo lo que pasó, por ahí cambiaría algunas cosas que hice mal yo, aunque el final sería el mismo, pero jamás me voy a perdonar el día que la hice llorar, me acuerdo y la mitad me muero, mientras la otra mitad sigue escribiendo esto.
Dentro de poco van a cumplirse dos años de la última vez que hablamos, hablamos bien, yo ya me había despedido de ella mucho antes, pero me quedaba algo por hacer, tenía tres cartas que le había escrito en el trascurso que fue de enero del 2022 a agosto del 2023, muchas veces estuve a punto de prenderlas fuego, pero siempre había algo que me decía que esperara, y esperé, en realidad eran cuatro las cartas, pero a una si la prendí fuego, la prendí fuego luego de darle las otras tres. No me quería quedar con las ganas, ni de darle las cartas ni de quemar alguna, no me gusta quedarme con las ganas.
El otro día le decía a una amiga, que no sé porqué me había acordado de ella, y tenía ganas de escribirle, de escucharla, de verla. Ella me dijo "Y hacelo". Y yo como un adicto en recuperación le dije "No, aguanté casi dos años sin hablarle, mirá si ahora vuelvo a cero, sería una derrota muy grande". Y no es una cuestión de orgullo ni nada parecido, yo sé lo que significa ella para mi, lo que puede darme y lo que necesito, pero es la historia que nunca termina y nunca termina bien para mi entonces no me sirve, y entonces me tengo que aguantar, hasta que un día se me pase y me olvide.
Ahora podría estar escribiéndole a ella, que es mi fan n°1, pero ni siquiera eso me alcanza, supongo que el karma por haberla hecho llorar pondrá hasta el último clavo en el ataúd, pero aguantaré y sobreviviré con todo esto hasta ese día.
Porque anoche cuando vi todas esas cosas, en realidad me di cuenta de que yo no superé un carajo.
Ninguno de los dos buscó esto cuando "empezamos" a ser "algo", simplemente se dio, recuerdo esa vez que me dijiste "Mirá si charla tras charla te empiezo a gustar" para rematar tu simple idea con "Las cosas que tienen que pasar, pasan", y entre tanta gente algo quiso que coincidamos. Creo que tengo tiempo todavía para armar una buena explicación de porqué tu nombre aparece prácticamente en todos los ámbitos de mi vida y nadie sabe quien sos, quizás a muchos no les importa, quizás a algunos si. Pero por ahora hay tiempo, siempre habrá tiempo.
Y a esto lo escribí mordiéndome, creo que ya sabés lo que significa, y hoy no será uno de esos días que me prive de decírtelo, ahí va:
Te amo, hoy, ayer, cuando te conocí, mañana, siempre. Amo escucharte, escucharte reír, alegre, cansada, preocupada y todo lo demás. A mi manera, a la única que me sale con vos. Y así será hasta el día que todo pierda el sentido, si es que algún día lo tuvo.
¿Por qué estoy haciendo esto? Eso si que no lo tengo del todo claro, pero vos me provocás cosas, que vos existas me provoca cosas, que la vida sea como es y que yo no pueda tenerte me provoca cosas.
Que vos existas, hace que para mi el mundo se divida en dos: Vos y el resto, y el resto engloba a todo lo que es mi vida, con todas mis cosas. Y del otro lado vos, siempre vos, hasta que logre desperderme, si es que eso un día pasa, porque ponele que un día pasa, pero todavía no llegó ese día.
Si, creo que es eso, pareciera un capricho, pero no es un capricho, es otra cosa. Porque a mi los caprichos se me pasan bastante rápido.
No sé cuándo fue la primera vez, o la segunda. No sé cuándo me di cuenta de que era distinta a todas, de que no hay ni habrá otra igual. A veces pienso donde habrás estado toda mi vida, y de seguro es que eso pasa porque en ese preciso instante de la existencia te estoy extrañando, de hecho, no hay que correrse mucho de acá, en este momento lo hago, te extraño. Y te extraño de la única forma que me sale, escribiéndote, para que de algún modo lo sepas, aunque lo sabés, siempre lo sabés porque vos sabés todo, siempre.
Y ahora quiero escucharte reír una vez y otra vez, porque cada vez que eso ocurre, cada vez que ese sonido mágico y hechicero que me tiene rendido se escucha, para mí, se reinicia el mundo, el universo. Cada vez que te reís, todo empieza de nuevo.
Es bastante probable que puedas verlos desde lejos, es casi imposible que no puedas detectarlos de cerca, lo cierto es que a más jajases bien reídos y a menos hojas en blanco, casi nada queda en el olvido si los adioses son bien dados.
Así empezaba (o al menos eso creo):
Esto es una despedida de algo que nunca tuvo bienvenida, ni siquiera sabemos cómo ni porque empezó o mejor dicho porqué pasó. Y se dio así, por mi admito que me resistí todo lo que pude, pero de un instante a otro, vos así, siendo todo lo hermosa que sos, apareciste e hiciste lo que quisiste conmigo, con mis formas, con mis días, con mi vida. En resumen me descolocaste del mundo, y estuvo bueno, lo necesitaba, necesitaba sentirme así, vivo, con ganas de muchísimas cosas, con mucha más esperanza de la que tengo habitualmente. Con ganas de vos todos los días...
¿Qué hubiese pasado si uno de los dos le decía al otro "No me dejes porque yo te amo"? Es hasta hermoso imaginárselo, porque de haber ocurrido nadie hubiese dejado a nadie y la historia hubiese sido distinta. Me gusta intentar imaginar una salida romántica de esta historia, porque había miles de alternativas.
Me aburre lo obvio, lo simple, lo común, lo que chorrea aceite barato, lo insensato, el agua tibia, la primavera, lo predecible, lo que no sorprende a nadie, lo sin sentido, lo casi todo. Me aburrís vos, me empezaste a aburrir y no hay vuelta atrás.
Qué aburrido, eso no sorprende a nadie.
Me gustó apenas la vi, tiene algo, no sé que es, pero es toda linda, inteligente aparte (qué debilidad). Y cuando se lo decís se pone contenta. No debería ser una una promesa, debería ser algo más y aparte es buena ¿Ya dije que era linda? Bueno, ahora seguro ya lo es más. Ojalá lo sepa, debería saberlo, de lo contrario sería injusto. Le gusta el fútbol, es bueno, pero es de ese equipo rojo al que se lo define con una letra (no voy a decirla, claro), pero es, todo es, siempre es. Es cierto.
También debería dejar de titular posts con iniciales, pero como son decisiones, algún día espero que lo sepa, que se de cuenta y si no ocurre, espero poder decírselo.
Pensaba en vos, creo que pensé en vos todos los días mientras estuve en ese lugar, era un buen refugio donde estar seguro mientras pasaba todo lo que pasaba del lado de afuera. Eras mi talismán para que aguantara un poquito más.
Y por eso aguanté. Sabía que vos me estabas esperando del otro lado, porque siempre me estuviste esperando.
Iba a empezar hablando de mi, pero eso está mal, porque tenía que decir unas cosas de vos que se me pasaron, o que las dije a medias, o que las pensé y no las dije. Es que a veces empiezo a disociar y me termino yendo para cualquier lado.
Exceptuando a lo que hablamos el lunes y el domingo, no recuerdo la última vez que hablamos bastante, creo que fue hace mucho. Las últimas veces te hacía un post me decías algo y ahí terminaba. Ya casi no recuerdo que pasó. Claro que recuerdo del último post y demás, eso si. Y recuerdo porque lo hice y todo, pero me gusta escribirte y a vos te gusta que te escriba. Es más, muchas veces que escribo algo siempre pienso en vos, no voy a mentirte y pienso en vos más de lo que puedas imaginar pero esa es otra historia que no te voy a contar ahora, viste que te dejé en paz, lo logré (acá va una risa).
Hoy me desperté temprano, por suerte no se me cambiaron los horarios por viajar, ya que siempre que viajo me pasa, me tomo un día y se desmadran todos los horarios, me duermo a cualquier hora, me despierto a cualquier hora, soy un desastre. Pero hoy cuando me desperté me puse los auriculares y escuché los audios que me mandaste ayer, desde el primero al último. Escucharte reír así, sonreír así como tímida, como con vergüencita, toda aniñada... (Y qué lindo que es escucharte, casi que me había olvidado y encima así de esa manera, me habré sonreido de la forma más estúpida en cada audio) Creo que no había pasado muchas veces antes y si pasó obviamente no fue de esa manera. No te vas a acordar ni ahí, pero cuando hablábamos "por teléfono" me ponía así la mayoría de las veces, igual, de hecho la vez que me llamaste el año pasado y hablamos, un poco así estaba. Qué linda sos, que hermosa maldición que sos. Y que bueno que te haya gustado, cada que me doy cuenta que van pasando las horas, me parece más una locura haberlo hecho. Es más, estaba viendo el recorrido de google maps, y si, definitivamente andaba mal el gps, pero a la vez no tengo recuerdos de cuando me fui, seguramente me fui preocupado porque vieras los mensajes, los leyeras, te gustara el verdadero "juego" quisieras jugarlo, estaba bueno, no tenía nada de malo.
Por cierto eso salió de acá, en algún punto sos "la mamá" del plan del juego:
"Tantas noches caminando en el desierto sin saber a donde ir".
No me lo vas a perdonar, nunca me lo vas a perdonar y está bien que así sea. Ese cuento de que hay que perdonar es saraza no es más que una frase hecha. Frase hecha que no sirve para nada.
Pero ya te di mis razones y creo que son válidas. Mientras escribo esto, lo hago porque justo ahora me tomé un rato para extrañarte, viste que cuando te extraño te lo digo, no te puedo mentir con eso, ni siquiera puedo disimularlo.
Quería contarte lo que me pasaba, quería decirte que te extrañaba y que me acordaba de vos. Quería que pase todo lo que pasó siempre y lo que pasa, pero quizás no era el momento. Porque para estos casos nunca es el momento, quizás ahora si. Así que si en algún instante se alinean los planetas y coinciden las claves, si se dan todas las jugadas y salta la banca, ahora sabés que me tenés acá, siempre voy a estar acá. Para lo que quieras, para lo que desees, siempre será igual, siempre será como esa vez que me dijiste "No no, vos sos mío" y quizás si, quizás un poco sea así y quizás también hasta un mucho.
Y ya.
Y más o menos en el medio decía algo así:
"Gracias por el vértigo de estos días, gracias por tantas risas que me convidaste, gracias por hacerme latir el corazón rápido y lento al mismo tiempo, eso te lo voy a deber para siempre. Gracias por hacer que me pierda tanto y hasta por quitarme el sueño, gracias por haber sido en todos estos días la primer y la última persona con la que hablaba, gracias por tu tiempo y por los espacios que hacías para dedicarme a mi, y a todo esto que fue nuestro, que fue lindo. Gracias por leer todas y cada una de las estupideces que escribo (esta incluida) gracias por hacerme acordar que está bueno escribirle a alguien más no sea para contarle una historia..."
La vi venir, era el fin de todo, de cualquier tipo de responsabilidad, de cualquier tipo de problema. Era acabar con todo, pero alguien tenía otros planes y me dijo "Ya está, juntá tus cosas, nos vamos de acá". Y finalmente sucedió, nos fuimos. Había otra vida, distinta, mejor. Con cosas escandalosamente más lindas, y con personas exageradamente más hermosas. Antes, no era ahí, nunca fue ahí.
Lo otro nunca pasó, nunca fue necesario llegar hasta ese punto y verla tan de cerca, aunque alguien me quiso hacer creer que si, pero no.
Todavía queda vida, sino mirá.
"Me encantó conocerte" fue lo que dijiste esa vez y quizás todos los semáforos se pusieron en verde, pero de seguro que yo estaba en cualquiera, porque viste que siempre estoy en cualquiera. En este preciso momento no, pero en ese casi seguro que si.
Y lo peor de todo era que el final ya estaba escrito y eso que recién íbamos por el principio, pero quien sabe cuantos finales tendrá esto que todavía no terminó y ni siquiera tiene pinta de que vaya a terminar, menos ahora.
Dale, dejá todo, vamos a dormir, ya es hora.
Te encontré por ahí una noche de enero. Mientras hablábamos, aprovechamos a decirnos algunas viejas verdades, se me ocurrió que quizás todavía faltaba algo, entonces te lo dije. Y te dije el porqué, ahora será más fácil.
A partir de ahí, la vieja historia se rompió para siempre y no es necesariamente algo malo. Vos tenés algo que es mío y que ahora te pertenece. Jamás pensé que sería así y llegaríamos a ese punto.
Probablemente en algún tiempo sepamos que fue todo eso, pero esta parte del viaje que hicimos juntos estuvo bien, estuvo buena. Todavía me retumba eso de "¿Cuando yo no esté como vas a hacer?" no tuve ni idea que eso iba a pasar y que no iba a saber qué hacer, y te lo dije. Después el camino se llenó de detalles menos o más importantes, y ahora también entiendo que...
No era el momento, hasta que lo fue.
Tenía que ser así ¿No? quizás las mejores cosas suceden las madrugadas de los días de semana. Sucedieron siempre, sucedió esa vez que me invitaste a dormir y empezó todo, creo que era algún octubre o diciembre.
Y si un día se termina y no hay nada más que hablar, no me olvides ni me dejes de olvidar.
Tanto tiempo ha pasado y lo imbatible se volvió un juego de niños en el que ni siquiera me interesa ganar, porque ganar siempre es aburrido, así que acá es como dice ella “Si pierdo es porque me conviene y es como si hubiese ganado”, y es apenas una de las tantas cosas que hizo y dijo para enamorarme, y para ganarme en todo. Y aunque en este caso perdí, en realidad terminé por ganar.
Hasta ahí todo está perfecto, todo está perfecto (Si, lo digo dos veces para que vos también te convenzas de que ‘todo está perfecto’). Pero detengámonos ahí, porque sabemos que nada durará para siempre, entonces, es ahí cuando en alguna parte del barco y por algún orificio generado por una corrosión de años, empieza a entrar agua. Entonces claro, empezaron los problemas, de ahí viene el dicho de hacer agua, “El agua está por todas partes, nos hundimos” y no es una analogía a un problema de depresión ni de tristeza, para nada.
A lo que voy es a cuando ocurre algo que trastoca toda esa gran escena que te llevó años construir y que se derrumba como un castillo de naipes queriendo besar a un tornado (Si, así de terrible, así de tremendo, así de increíble e insólito). Hablemos de cuando todo se te va de control y dejás de ser eso que fuiste para empezar a ser otra cosa, otra cosa mejor.