Y ahí quedó eso, se terminó de gastar todo, lo poco que quedaba, esas migajas. Pero lo intentamos, o mejor dicho, lo intenté.
Nunca Nadie No Más Nada.
Fue un error. Lo supe, lo supe ese día y los días anteriores. También los posteriores, pero con el diario del lunes es más fácil, siempre lo es. Aunque el verdadero desatino está en pensar que la historia no está escrita, porque si, lo está, lo está y solo somos peones que cumplimos la mera función de que todo se lleve a cabo. A veces nos toca mejor, otras peor. Pero esa vez tuve la fantasía de que fuera mejor, de que empezara y terminara todo para siempre de la mejor manera, pero solo pasó lo último. Terminó, y fue para siempre.