Catorce. Tres (o dos).

Se podría numerar toda esta historia, claro que sí se podría. Puedo contarte que empezaste a no estar el diecinueve, pero no voy a decir nada de ningún veinte (de ninguno).
Volviste el siete y ahí nomás se sintió ese aroma a frío, a algo. Después llegó el quince y casi ni lo recuerdo, pero es que ya van siendo muchos números. El treinta y uno si, ese día te dije que fueron diez. Y de ahí fuimos hasta el treinta y pasó el uno. Me dijiste que eso te encantó, pero supe que ya no tenía más nada para darte. Llegó el once y ahora me dijiste que querías llorar. Te dije que estaba ocupado y en otra. Te despediste hasta el doce, después vino el catorce, pero no pasó nada, no en ese catorce. Ya te había dicho el doce que algo iba a pasar, pero que todavía no sabía cuándo. Quisiste jugar conmigo y creo que eso fue el seis, como ese juego ya ahora no me gustaba, el ocho me decidí y supe que ya era hora de que el catorce fuera el último, el último de todos y para siempre.


Sabía que ibas a venir © , Todos los derechos reservados. Diseñado por mi, claro Gracias por leer