Abel Castelo.

"Ay Abel, qué boludo que sos" se repetía mentalmente la frase que se repite casi siempre, porque se la dice él mismo y se la dicen todos. Pero el no sabe que no tiene la culpa, no del todo. Debería saberlo, quizás le sirva de consuelo, pero no lo sabe entonces anda por la vida esperando que una situación o circunstancia cualquiera lo lleve una y otra vez al comienzo de esta historia. 
No le da tiempo a pensar en otra cosa que se topa con un recuerdo que lo lleva a ese año, a esa época tan linda, dónde tenía varias opciones. Y lo bueno de tener varias opciones es que la probabilidad de que algo salga mal se reducen, y lo malo es que hay que tener mucha mala suerte para que todo salga mal. Abel lo sabe, lo huele, esta vez no se repite la frase del principio, sino que se acuerda y se dice "¿Tanta mala suerte puedo tener? Porque mirá qué 33% es un porcentaje bajo como para errarle". No se lo espera, tampoco se lo imagina, pero por ahora nada iba a cambiar. 

Ay, Abel. 
Sabía que ibas a venir © , Todos los derechos reservados. Diseñado por mi, claro Gracias por leer