No le da tiempo a pensar en otra cosa que se topa con un recuerdo que lo lleva a ese año, a esa época tan linda, dónde tenía varias opciones. Y lo bueno de tener varias opciones es que la probabilidad de que algo salga mal se reducen, y lo malo es que hay que tener mucha mala suerte para que todo salga mal. Abel lo sabe, lo huele, esta vez no se repite la frase del principio, sino que se acuerda y se dice "¿Tanta mala suerte puedo tener? Porque mirá qué 33% es un porcentaje bajo como para errarle". No se lo espera, tampoco se lo imagina, pero por ahora nada iba a cambiar.
Ay, Abel.