"Tantas noches caminando en el desierto sin saber a donde ir".
No me lo vas a perdonar, nunca me lo vas a perdonar y está bien que así sea. Ese cuento de que hay que perdonar es saraza no es más que una frase hecha. Frase hecha que no sirve para nada.
Pero ya te di mis razones y creo que son válidas. Mientras escribo esto, lo hago porque justo ahora me tomé un rato para extrañarte, viste que cuando te extraño te lo digo, no te puedo mentir con eso, ni siquiera puedo disimularlo.
Quería contarte lo que me pasaba, quería decirte que te extrañaba y que me acordaba de vos. Quería que pase todo lo que pasó siempre y lo que pasa, pero quizás no era el momento. Porque para estos casos nunca es el momento, quizás ahora si. Así que si en algún instante se alinean los planetas y coinciden las claves, si se dan todas las jugadas y salta la banca, ahora sabés que me tenés acá, siempre voy a estar acá. Para lo que quieras, para lo que desees, siempre será igual, siempre será como esa vez que me dijiste "No no, vos sos mío" y quizás si, quizás un poco sea así y quizás también hasta un mucho.
Y ya.