Tres Seis Cuatro.

No debía hacerlo, pero tenía que hacerlo. Tenían que chocar los planetas, la realidad de lo intangible podría materializarse después de todo. Ya no corría más ningún "¿Qué hubiese pasado si...?". Era el momento, el día, era la tarde, era ese viernes o ese sábado. Era, pero no. 

Y todo se empezó a caer como si de un efecto dominó se tratase. Ahora había que aguantar. El tren de la una y veintidós supo todo. Solo quedaba esperar que el viento y el agua trajeran cosas mejores. Estimo que eso sucedió, de algún modo, sucedió.

Una semana más lejos.

 Dicen que los finales empiezan de madrugada, para ser más preciso, quizás empiecen a las 3 am, ahí donde el diablo mete la cola y empieza a pasar todo o deja de pasar todo o empieza a pasar nada, cualquiera de todas esas opciones es correcta, cualquiera es "algo pasó". 

Un minuto antes, unos minutos después, algo cambio y todo empezó a ser distinto para siempre. No hay una exactitud para ningún caso definido por el azar o por la desgracia.



A sangre fría.

Adiós.

Así, sin más.

No sé.

Es bastante probable que no sepa del todo lo que es el amor, pero si tengo muy en claro lo que no es.

Gastaría el resto de mi vida viéndote sonreír.

La primera vez pasé de largo. Como casi siempre, porque siempre estoy en otra, creo que me pasa desde que nací, o desde que me acuerdo de las cosas. Entonces se me pasó, no me di cuenta. Que grave déficit que tengo con eso, pero pude volver sobre mis pasos y casi corregir mi error de siempre. 

Entonces volví y me dije que no, que no podía ser, pero si, era. Me quedé un rato para comprobarlo, claro que sí. Y efectivamente, esa sonrisa, qué linda sonrisa.


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